¿Qué tienen en común Soraya Sainz de Santamaría, vicepresidenta del gobierno con las modelos Eva González, Rocío Crusset y Nieves Álvarez? Pues que las cuatro tienen mantoncillos en sus roperos. Lógico que sea así.  No hay vestido de flamenca que se precie que vaya sin mantoncillo y todas/os lo saben… eso sí, nunca atado a la cintura, eso es muy de guiris despistados. Siempre sobre los hombros. En la Feria de Abril, otras ferias andaluzas, el Rocío o en los tendidos de La Maestranza. En estos, y en otros lugares, se pueden encontrar mujeres vistiendo mantoncillos tejidos en ricos paños, con brocados de flores y con flecos larguísimos para cubrir hombros o espalda… si es que se viste, para la ocasión un vestido con escote en esa parte del cuerpo. Al fin y al cabo, es una tendenciaSin título-22.

Inseparable pareja, vestido de flamenca y mantoncillo, han ido evolucionando con las diferentes tendencias del vestir flamenco. Yo misma, tengo fotos de los años setenta en las que aparezco vistiendo mantoncillo cruzado por delante y anudado por detrás en la cintura… o como un fular con una vuelta en el cuello. Esa forma de llevar mantoncillo, para aquellos años, fue toda una evolución.

Tradicionalmente, siempre hubo dos modos de ponerse el mantoncillo. Una manera de llevarlo era colocarse la prenda tirante de atrás a adelante y recogido con un broche en la delantera. Esta manera, que, dependiendo del tamaño, se recogía en el escote (o en la cintura) es, para mi gusto, la más favorecedora, ya que estiliza bastante la figura. Aunque es verdad que tapa bastante el escote, no niego que es la forma de llevar mantoncillo que a mi más de me gusta. Otro modo de colocarse el mantoncillo, tal y cómo puede verse en diversos cuadros del siglo XVIII, era llevarlo cruzado_MG_3290[1].

Con broche, por delante… y por detrás

Así es. Una variación de esta forma de usar el mantoncillo, es recogiéndolo con un broche en el escote trasero y con otro en el delantero. Esta variante me sigue gustando mucho… con una condición: el mantoncillo nunca debe caer sobre los brazos.  Este modo de llevar el mantoncillo se ha ido generalizando desde hace unos años a esta parte. Aunque a mí no me parezca la forma más favorecedora de lucir esta prenda, reconozco que esa es sólo mi propia opción personal. Quien me conoce, sabe que siempre he mantenido la postura de no imponer mi criterio por encima del gusto de mis clientas. Yo sólo aconsejo, nunca impongo. ¿Mis razones? Aunque reconozco que este modo de llevar el mantoncillo es ya casi generalizado, mi opinión es que acorta la figura de la mujer, además de quitarle libertad para levantar los brazos al bailar. En todo caso, a mí me recuerda más a la vestimenta típica de Aragón o Extremadura que a la andaluza.

Dos mantoncillos en lugar de uno

Si tengo que elegir, prefiero, también utilizar dos mantoncillos en lugar de uno. En mi opinión, además de estilizar mucho más, favorece mucho. Y es que deja, el escote al descubierto, luciendo más sexy sobre el pecho de la mujer. En este caso, los mantoncillos, más pequeños que los tradicionales, pueden ir a cada lado del escote, recorriéndolo, pero sin llegar a cubrirlo. En este caso, las dos prendas han de recogerse en el final del escote… tanto delantero como trasero. Para ponerlos de esta manera, habrá que fruncir los mantoncillos sobre el hombro. De esta manera, no caerán sobre los brazos y podremos lucir un buen escote y, al mismo tiempo, estilizar nuestra figuraSin título-62.

Sobre el modo de confeccionar los mantoncillos, y aunque, a lo largo de la Historia, se han utilizado diferentes tejidos, yo prefiero los más clásicos: de crep o de seda. Son los más tradicionales, los que siempre existieron y se lucieron… eso sí, casi siempre enriquecidos con bordados. Fue mucho más tarde, ya mediado el siglo pasado, cuando comenzaron a popularizarse los mantoncillos hechos en tejidos menos nobles y lisos… o sea, sin bordados.  Luego, a finales de los ochenta (y principios de los 90 -siempre del siglo pasado- los mantoncillos casi llegaron a desaparecer. Fueron sustituidos por volantes en el escote adornados, en muchos casos, con cintas de raso o flecos directamente tejidos en el vestido. Por fortuna, el mantoncillo ha vuelto, A la vuelta de estos años (tristes, en mi opinión, para los que amamos la vestimenta flamenca) se empezaron a utilizar de nuevo los mantoncillos elaborados con tejidos nobles como la seda o el crespón. Volvieron a bordarse (o se recuperaron) tejidos con estampados (casi siempre) florales.

Hoy los mantoncillos vuelven a lucir… incluso en vestidos lucidos por mujeres de talla espectacular que no tengan razón para tapar su figura. Incluso ellas ven como imprescindible lucir mantoncillo cuando lucen vestido flamenco.

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