Seguro que tienes alguna en el armario: de punto, sin cuello, abrochada por delante y con el primer botón colocado a la altura de la garganta. ¿A qué sí? Bueno, pues quizás te apetezca saber que la rebeca, antes de llamarse así, se llamaba cárdigan. En realidad, se llamó así hasta que, allá por el año 1940, el director británico Alfred Hitchcock rodase su primera película en los Estados Unidos: Rebecca. 
En la pantalla, la actriz Joan Fontaine, que interpretaba el papel principal del reparto, vestía este tipo de prenda. Lo curioso del caso es que Rebecca era el nombre de la difunta esposa del actor principal (Laurence Olivier)… mientras que Joan Fontaine interpretaba a la segunda esposa de aquel.
Se llame rebeca o cárdigan, como se llamó antes -en este caso, en honor a Lord Cardigan, quien durante la Guerra de Crimea hizo uso de esta prenda- el caso es que esta chaqueta es la diversidad hecha vestir. Y es que, además de poder ser elaborada tanto en tejidos naturales (algodón, lana, seda…) como sintéticas (poliéster, fibra acrílica, microfibra o nanofibra), puede ser vestida por personas de toda edad y género (hombres, mujeres, niños, bebés…)
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Prenda de sport, más informal que las chaquetas convencionales, el uso de la rebeca o el cárdigan comenzó a popularizarse, entre las capas altas de la sociedad a comienzos del siglo XX. En concreto, comienza a ser muy utilizada, allá por el año 1910, como vestimenta de los jugadores de tenis (de ambos sexos). A partir de este momento, su mayor o menor uso queda al albur de los caprichos y dictados de la moda, por lo que su popularidad varía a lo largo del tiempo
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Hoy las celebrities han puesto de moda una variante de rebeca de toda la vida: el maxi cárdigan. Y es que esta prenda es muy ponible con cualquier look, tanto que las famosas no paran de usarlo (en los días de temperatura templada). Jessica Alba, Selena Gómez, Miranda Kerr o Rosie Huntington-Whiteley saben bien cómo llevarla
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